Cierre de RedCom 2016 en Sociales

El director de la carrera de Ciencias de la Comunicación Social, Diego de Charras, encabezó el acto de cierre del Congreso de RedCom en la Facultad. Ante un panel integrado por el decano de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales de la Universidad de la Frontera de Chile, Carlos Del Valle Rojas; la defensora del Público según la Ley de SCA, Cynthia Ottaviano; la profesora ecuatoriana e investigadora de Flacso, Isabel Ramos; el periodista de Página 12 Martín Granovsky; y el ex vicedecano de esta casa de estudios y abogado de Dilma Rousseff ante la CIDH, Damián Loreti, de Charras consideró que esta edición fue “especial” porque “la organización fue compartida por dos sedes, como la UNLP y la Facultad de Ciencias Sociales” y porque “a su vez, cambiaron las autoridades de la RedCom”.

En ese sentido, celebró la gestión del titular saliente, Daniel Badenes, y ponderó la elección por unanimidad de la directora de la carrera en la Universidad de La Rioja, Leila Moreno Castro, para sucederlo. Y luego de presentar a cada uno de los expositores, aseguró que la presencia de cada uno de los oradores sentados a la mesa del Aula 300 de la sede Santiago del Estero confluía en una “síntesis del leit motiv” del congreso, enfocado esta vez sobre la cuestión de la comunicación, el poder y los derechos en América Latina, tal como rezaba el título de la charla.

El primero en tomar el micrófono fue Del Valle Rojas, quien planteó el abordaje del debate desde una “cuestión puntual”, basada en un estudio de caso a partir del periódico chileno El Mercurio y bajo el rastreo de la concurrencia del Estado nacional, los tribunales de la Justicia y las industrias culturales en la construcción de “enemigos internos”. Si bien postuló la necesidad de rescatar el concepto de industrias culturales de la acepción negativa, su trabajo pesquisaba cómo la prensa hegemónica convierte en “terroristas” a las comunidades mapuches.

Al respecto, el profesor trasandino manifestó su preocupación en que este tipo de intervenciones “podría decantar en un fenómeno que se está estudiando, como la sujeción criminal”. “Así, las personas son aquello que otros dicen de ellas”, aseveró.

A su turno, Ottaviano definió la etapa actual como “un tiempo aciago”. “En campaña electoral, asistimos a uno de los mayores oxímoron porque desde el poder se nos anunció que los medios de comunicación no tenían poder”, recordó, y agregó que, cuando Mauricio Macri asumió la Presidencia, bastaron 19 días para derogar los artículos nodales de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y se labró el acta de defunción de esa norma.

Según su criterio, “quedó en evidencia cómo lo enunciado ocultaba aquellos que verdaderamente se estaba queriendo decir pero en silencio”. “Por eso, desde mi punto de vista, la propuesta tendría que ser el negocio, la vulneración de los derechos y la cuestión del despoder en América latina”, sostuvo en referencia a la frase que se labró para caratular el cierre del congreso.

Ottaviano indicó, además, que la sociedad está ante un momento de “achatamiento cultural”. “Estamos ya no a las puertas de una nueva colonización, sino que estamos inmersos en una nueva colonización”, remarcó.

Con rigor, detalló cada decreto presidencial que sirvió para demoler la arquitectura jurídica y normativa de la “Ley de Medios”. Tras la catarata abrumadora de información, confesó: “No quiero deprimirlos un viernes a la noche” pero enfatizó que se están poniendo latas extranjeras al aire en canales como Telefé, se pierden puestos de trabajo y se abre un escenario de colonización cultural y persecución ideológica. Sin embargo, llamó a pensar si no es tiempo de empezar a valerse de hechos para defender los derechos en lugar de atrincherarse en los derechos, esperando que la letra obre por sí sola.

La región

Cuando promediaba la charla, la ecuatoriana Ramos puso sobre el tapete la gravitación del poder económico y mediático a nivel regional, mencionando la detención ilegal de Milagro Sala en Jujuy y la destitución de Rousseff en Brasil.La pregunta que animó su presentación fue cómo se naturalizó el despliegue del sistema mediático o, dicho de otro modo, cómo se volvió sentido común.

Sobre este aspecto, señaló que no se debe a la cultura política ni a la falta de conciencia de los trabajadores. No obstante, atribuyó incidencia a la “Exportación de la primera enmienda” de la Constitución de Estados Unidos para promover una prensa amiga de la democracia norteamericana, por un lado, y la feroz reacción contra el NOMIC en el seno de la Unesco en la conferencia de Belgrado, por otro.

A continuación, hizo uso de la palabra Granovsky, que eligió la humorada de invitar al público a pensar el nombre de pila de Temer, el presidente en ejercicio de Brasil. En el auditorio respondieron con la palabra “fora”, y se suscitaron algunas carcajadas. El chiste, paradójicamente, sirvió para que la reflexionar sobre las chances de la consigna “Fora Temer” como una herramienta de construcción.

Aunque en el vecino país se produjo un golpe de Estado y el actual gobierno conservador accedió al poder en Argentina por una exigua cantidad de votos –pero en elecciones legítimas-, una característica une a ambas naciones. Para el periodista, no hay un cambio de valores en Argentina y Brasil, sino una disputa.

Granovsky desmenuzó, entonces, los apetitos del establishment por acaparar el 100 por ciento del espacio social, y su rentabilidad económica, en sus manos pero ejemplificó con una decena de núcleos de resistencia, con protestas, congresos o acciones judiciales. Para cerrar su alocución, eligió la idea del vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, sobre las oleadas políticas, como una serie de procesos con avances y retrocesos.

Al tomar la posta, Loreti reconoció que iba a arrancar con la misma idea del mandatario boliviano porque le interesaba expresar que hubo, durante los últimos años, “construcción de un grosor”. Lejos de proponer una revisión que funcionara como una nueva manera de mirarse el ombligo, conminó a incluir la sanción de la Ley de SCA en una larga lista de derechos y conquistas.

En ese contexto, resumió los avatares del golpe en Brasil con lujo de detalles. “No hay delitos, no hay precedentes, no hay condena legal”, explicó el abogado, y precisó qué estrategia se instrumentó y hacia dónde apunta la defensa de Rousseff.

Loreti repuso que ni con Fernando Lugo, ex presidente de Paraguay destituido por un golpe parlamentario, ni con Manuel Zelaya, derrocado en Honduras el 28 de junio de 2009, hubo celeridad en la CIDH. Sin embargo, afirmó: “nuestra voluntad es seguir peleándola no sólo por Dilma sino también por sus votantes porque, si no, también hay restricción de derechos políticos”.