Apertura del ciclo lectivo 2019 en posgrados

15/03/2019

Con una mesa redonda para debatir acerca de “Las encrucijadas para las democracias en América latina”, título que sirvió para el concurso de la mejor tesis doctoral en Ciencias Sociales de todo el país que tuviera por tópico esa cuestión, la decana Carolina Mera dio la bienvenida al jurado internacional que debe escoger ese trabajo académico y los estudiantes de posgrado que participaron de la charla. Los expositores de la jornada, sujetos a la modalidad de un diálogo moderado por la subsecretaria de Posgrado, Lorena Soler, a partir de preguntas que elaboró junto a su par de Doctorado, Luciano Nosetto, y el secretario de Estudios Avanzados, Julián Rebón, fueron el politólogo Emir Sader, la directora de la Maestría en Teoría Política y Social, Cecilia Abdo Férez, el historiador, sociólogo y politólogo Massimo Modonesi, la doctora en Ciencia Política por Flacso Cecilia Lesgart y el especialista chileno en Estudios Latinoamericanos Carlos Ruiz Encina.

Como uno de los anfitriones, Nosetto fue el primero en saludar a los asistentes que colmaron el auditorio Rodolfo Walsh de la sede ubicada en Marcelo T. de Alvear 2230. Luego, le cedió el micrófono a la Decana, quien felicitó a los responsables de la realización del reconocimiento a la mejor tesis en Ciencias Sociales. En ese sentido, remarcó la apuesta de la Facultad por el crecimiento de la Secretaría de Estudios Avanzados “a pesar de la crisis” y ponderó el esfuerzo de “los jóvenes que deciden dedicarse a la academia y la producción de conocimiento crítico”.

A continuación, tomó la palabra Rebón, y explicó en qué consistía el encuentro sin dejar de explicar que se trataba de una ocasión derivada del llamado al jurado internacional mencionado. “Aprovechamos para darnos un pequeño lujo intelectual”, confesó entre risas pero también desmenuzó algunos objetivos del área que encabeza, como el fortalecimiento del posgrado, su relación con los institutos de investigación y la jerarquización del sistema en sí.

Entonces, fue el turno de que Soler especificara la forma en que se desarrollarían las intervenciones y soltó la primera pregunta ordenadora, que versaba sobre los desafíos actuales de las democracias en la región. “Por orden geográfico”, a propuesta de Soler, fueron haciéndose cargo del problema y, antes de adentrarse en su respuesta, Sader se permitió una chanza: “somos el mejor jurado de los últimos 50 años”. El intelectual brasileño enumeró los casos de encarcelamiento y persecución judicial que “inviabilizan” los liderazgos populares en el subcontinente y, con gran poder de síntesis, aventuró como asignatura pendiente que “hubo democratización política pero no hubo democratización social”.

 

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La posta le cayó a Abdo Férez, que postuló una definición de democracia que atienda a “los modos de vida”. A su criterio, convendría poner en foco ese “piso mínimo” de “ciertas prácticas liberales” cuyo respeto se ve claramente “amenazado” en la actualidad.

Modonesi, al respecto, llamó la atención sobre la desmovilización y la despolitización que padecen las sociedades de la región, y atribuyó parte de las dificultades a la falta de “una democratización desde abajo”. Desde su perspectiva, se precisaría no tanto recuperar lo que se haya perdido como rescatar “dinámicas” que permitan afrontar esta etapa.

Cuando le tocó expresarse, Lesgart dejó el abanico con el que combatía el calor y admitió que le gustaba la palabra encrucijada pero no la encasilló solamente en los márgenes de Latinoamérica. “Hay un desorden global”, subrayó, y advirtió sobre el riesgo de utilizar conceptualizaciones como populismo bajo la sospecha de que ya no sirven o aplican como antes.

Ruiz Encina, por su parte, mentó la “invisibilización del carácter social de la política”. Desde ese prisma, puso el dedo en la llaga al hablar de que durante el apogeo de gobiernos progresistas caía la pobreza pero aumentaba la desigualdad, como resultado de la concentración de la riqueza, y consideró que esa ecuación termina impactando de lleno en la política.

Transiciones y pares dicotómicos

La segunda pregunta rondó las inquietudes acerca del punto de la historia en que se encuentra la región, dentro de un presunto esquema que supusiera el paso de dictaduras o neoliberalismo a experiencias populistas, progresistas o posneoliberales y una restauración conservadora en curso. Polemizando o complementándose, los oradores fueron volcando sus opiniones y enriqueciendo la discusión.

Al respecto, Sader negó que hubiera “un evolucionismo latino” y enfatizó que “la historia está abierta”. “No es cierto que la derecha se va a consolidar ni que la izquierda va a volver”, matizó.

Abdo Férez, asimismo, dijo que “no hay linealidad” ni “transición”. Además, reclamó lucidez a las izquierdas para una defensa del estado de derecho, cuestión que a veces se desestima irresponsablemente.

Después, Modonesi y Lesgart adicionarían la idea de proyecto. Y la investigadora rosarina sostendría que “la transición ayudó a parir el futuro” pero problematizaría el hecho de que “se aplazó la discusión sobre lo económico y lo social en el pensamiento politológico y sociológico”. Así como sugirió la necesidad de “resociologizar” la política, recomendó –en tanto hay cada vez más incidencia del mundo en los procesos locales- una “reinternacionalización” también.

Antes del final de la ronda, Ruiz Encina sembraría inquietudes sobre la noción de Estado, al tornarse un concepto o categoría en sí. Enganchando enseguida con la pregunta en torno de pares dicotómicos como democracia y dictadura o populismo y neoliberalismo, aseveró que lo que interesa es el empoderamiento de actores con capacidad de agencia para “alterar la composición social del Estado”.

Con claridad, Abdo Férez introdujo en ese instante una reivindicación de los tipos ideales “como escudo”. “Suspender el juicio desde el activismo es una decisión inteligente”, concedió a modo de asunción sobre la posibilidad de un itinerario posible, en ocasiones, para la academia y la política. Y aunque reconoció la dificultad, parafraseó a Judith Buttler sobre la necesidad de hacer duelo o silencio porque “retraerse abre camino a la acción”.

El cierre antes de las preguntas del auditorio recayó en Sader, quien defendió la actualidad de los pares dicotómicos señalando los contrastes entre las experiencias kirchneristas y petistas, entre otras, con los gobiernos que las sucedieron.


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