A 50 años de la Masacre de Trelew
A las 3:30 hs de la madrugada del 22 de agosto de 1972, diecinueve presos políticos, militantes de las FAR, PRT-ERP y Montoneros, fueron despertados intempestivamente por los carceleros de la Base Aeronaval Almirante Zar, 7 kilómetros al norte de Trelew, provincia de Chubut.
Obligándolos a mantener la vista fija en el suelo, una patrulla a cargo del capitán de Corbeta Luis Sosa y el teniente Roberto Bravo ordenó que se parasen en fila a lo largo del angosto pasillo que se abría entre las celdas y disparó. Dieciséis prisioneros fallecieron esa noche, algunos en el acto y otros en la enfermería del penal sin recibir atención médica.
Al amanecer, trascendería la noticia del fusilamiento pero edulcorada para los fines tácticos de la dictadura comandada por Alejandro Agustín Lanusse: los medios de comunicación informaron que los detenidos habían intentado fugarse y cayeron abatidos en un enfrentamiento. El testimonio de los tres sobrevivientes daría por tierra con esa versión y los sucesos fueron registrados por la historiografía como «la Masacre de Trelew».
Las diecinueve víctimas fueron trasladadas a ese reducto penitenciario de máxima seguridad luego de que fracasara el verdadero intento de fuga en el penal de Rawson, el 15 de agosto, a las 18:05 hs. El plan original preveía el escape de 110 militantes, reduciendo a guardias, tomando la cárcel, partiendo en camiones al aeropuerto de la ciudad y volando a Chile, gobernado entonces por Salvador Allende.
Sin embargo, ese 15 de agosto durante la fuga, uno de los conductores de los camiones que esperaban fuera del penal malinterpretó una señal de uno de los prisioneros y arrancó sin esperar a que el grupo mayoritario saliera.
Los responsables de la fuga demoraron el despegue del avión Bac 1-11 de la empresa Austral Líneas Aéreas que habían conseguido para sacar a sus compañeros por aire rumbo al país trasandino hasta las 19:27, pero partieron sin haberse enterado que los otros 19 guerrilleros habían conseguido tres autos y solo 5 minutos los separaban de abordar el avión.
Ante el infructuoso destino, los militantes brindaron una conferencia de prensa en el mismo aeropuerto y se entregaron a los militares, bajo la garantía de trato justo frente a la supervisión del juez Alejandro Godoy, el director del diario Jornada, el subdirector del diario El Chubut, el director de LU17 y el abogado Mario Abel Amaya. Sin embargo, Sosa no permitió el ingreso de los veedores a la unidad penitenciaria y resolvió trasladar a los presos a la Base Aeronaval Almirante Zar, donde encabezaría el pelotón de fusilamiento siete días más tarde.
El testimonio de los tres sobrevivientes fue fundamental para la reconstrucción de los hechos y la investigación judicial que culminó, el 15 de octubre de 2012, con la sentencia a cadena perpetua contra Emilio Del Real, Carlos Marandino y el propio Sosa, en tanto autores de dieciséis homicidios y tres tentativas.
Por otra parte, familiares de las víctimas demandaron civilmente a Bravo, el último 27 de junio, en los Estados Unidos. Allí fue enviado por la dictadura tras los asesinatos. Aunque el Poder Judicial argentino reclamó su extradición en 2009, por crímenes de lesa humanidad, el gobierno estadounidense se desentendió el trámite más de una década.
A 50 años de la masacre, la Facultad de Ciencias Sociales honra la memoria de los militantes caídos y reivindica la lucha por la verdad y la justicia frente a los crímenes de lesa humanidad en las dictaduras de nuestro país.
**Las fotografías recuperan la selección realizada por la Revista Haroldo del libro Trelew 72, que forma parte de un proyecto conjunto entre la Subsecretaría de Derechos Humanos de la provincia de Chubut y el Archivo Nacional de la Memoria y reúne una serie de fotografías de los trágicos sucesos que originalmente fueron publicadas en el Diario Jornada de Chubut.
