Cierre de la Semana de la Memoria en Sociales
El viernes 1º de septiembre tuvo lugar en el foyer de planta baja de la Facultad el encuentro «Violencia institucional, una mirada desde los derechos humanos», que ofició de cierre de la Semana de la Memoria 2023. El panel contó con la presencia de Mario González (padre de Lucas, el joven futbolista asesinado por la Policía de la Ciudad en noviembre de 2021), quien estuvo acompañado de Ricardo Zuñiga y Andrea Gómez, padres de Joaquín – también protagonista del hecho-, y Georgina Orellano, de ANMAR (Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina), además de la decana Ana Arias y Adolfo Pérez Esquivel.
Abrió el evento la secretaria de Géneros y Derechos Humanos, Malena Magnasco, agradeciendo por el trabajo de toda la Facultad en la Semana de la Memoria. Recordó las actividades realizadas y enunció la pregunta acerca de las deudas de la democracia. «Necesitamos rescatar la zona sur de la Ciudad, tan sujeta a la desigualdad y la violencia institucional. No podemos estar ajenos al territorio que habita la Facultad», afirmó, y luego presentó a los y las oradores.
A continuación, tomó la palabra Ricardo Zuñiga, quien celebró el encuentro: «estos son los espacios para hablarle a la sociedad. Nosotros no elegimos estar en la situación que nos tocó, no hablábamos de estos temas hasta que nos tocó». Describió los sucesos que derivaron en el homicidio de Lucas González y sentenció: «el accionar de la brigada de la Policía de la Ciudad que tiró a matar al auto donde estaban nuestros hijos recuerda al accionar de la dictadura. Fue violencia institucional, no gatillo fácil».
Zuñiga explicó detalladamente el proceso que tuvieron que hacer para lograr juzgar a los asesinos, frente al encubrimiento del Estado de la Ciudad y el blindaje mediático. «Decidimos ir por el camino judicial y logramos que, por primera vez en Argentina, se juzgue el odio racial. Tres asesinos actuaron de forma racista, nosotros creímos en la Justicia y ésta actuó de buena fe», concluyó luego de comentar que los autores principales fueron juzgados y tienen sentencia en primera instancia de cadena perpetua.
En segundo lugar habló Mario, padre de Lucas. En un relato emotivo que hizo llorar a los presentes, tuvo tiempo para afirmar: «estoy aliviado en mi corazón, que hicimos todo a pesar de ser ‘unos negritos’. Ganamos la pulseada». Recordó a su hijo y el esfuerzo de la familia para cumplir el sueño que mataron y cerró diciendo: «estoy orgulloso de ser el papá de Lucas González».
A su turno, Georgina Orellano contextualizó y estableció vínculos entre la violencia institucional vivida por las familias González y Zuñiga y la de sus compañeres. «Vivimos en este barrio, vivimos la mirada clasista y selectiva. Estamos siempre sujetas a control policial y el vecino, además, antepone una mirada sospechosa sobre las trans, las trabajadoras sexuales, los senegaleses, entre otros colectivos», sostuvo, y agregó: «conmemoramos 40 años de democracia pero igualmente se siguen vulnerando derechos humanos». Convocó finalmente a tener más conciencia social y tuvo un apartado final para referirse al aniversario del intento de magnicidio de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Luego fue el momento de la decana Ana Arias, quien vinculó la apertura de la semana con el cierre. «Empezamos la semana con la presencia de Estela de Carlotto y cerramos viendo lo que implica aún hoy la violación de DDHH», expresó. Finalmente, se dirigió al panel y enunció: «esta Facultad los recibe con amor porque lograron transformar algo individual en una lucha colectiva. Eso es muy generoso, lograron modificar el sufrimiento en fuerza para la transformación social. Cuentan con nosotres».
El cierre estuvo a cargo del Premio Nobel de la Paz y docente de la casa, Adolfo Pérez Esquivel, quien recorrió casos de impunidad de las fuerzas de seguridad en la región, citó anécdotas con el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula Da Silva, y dijo: «la lucha por la memoria es una construcción colectiva, es un trabajo de todos los días. Tenemos que generar conciencia crítica porque la memoria no es cosa del pasado, la memoria iluimina el presente». Cerró con una frase emotiva de cara las y los presentes: «no dejen de sonreírle a la vida».