«Para llamar la atención, los políticos tienen que hacer algo que compita con el reality show»
La fragmentación del espectro partidario no es un problema exclusivo de los argentinos, dice la politóloga María Victoria Murillo en una entrevista concedida a La Nación, de paso por Buenos Aires para presentar el libro «El cambio social y el descontento político en América Latina», que editó junto con el también politólogo Gabriel Kessler. Profesora de Ciencia Política en la Escuela de Asuntos Públicos e Internacionales y directora del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Columbia, Murillo se remonta a la crisis del 2001 para dar cuenta de la reconfiguración del sistema político bajo la órbita de coaliciones que reconfiguraron el antagonismo entre peronismo y antiperonismo alrededor del kirchnerismo: «Entonces había un principio ordenador histórico, que era peronismo o antiperonismo (o no peronismo), y por eso el kirchnerismo consiguió volver a articular la escena. Y así, pese a la fragmentación, hasta que llegó Milei tuvimos gobiernos de alianza». Sin embargo, la autora plantea que también hubo perdedores en ese esquema, sobre todo el sector informal, y los libertarios se montaron sobre eso. «Milei se montó sobre eso y desplazó a Cambiemos del lugar del no peronismo. Pero además atrajo a un voto peronista, un voto joven y menos educado, y alteró la estructura coalicional de esta divisoria de aguas que organizaba la política argentina. A Milei le va a ir bien en octubre, por el impacto de la baja inflacionaria sobre el ingreso de la gente. Pero hay que ver si es capaz de organizar, como Menem, una coalición, o si es solo su popularidad lo que sostiene todo a su alrededor. El sistema podría caer en una fragmentación aún mayor», advierte.