Nueva jura de grado
El vicedecano Diego de Charras celebró desde el escenario del auditorio que otra camada de graduados y graduadas tuviera este viernes 5/12 su acto de colación. «Buenas parte del trabajo de esta institución tiene como objetivo este momento», aclaró ante quienes asistían a la jura, acompañados de familiares y afectos.
Junto al vicedecano, entregaron los diplomas el secretario académico Hugo Lewin, las directoras de las carreras de Ciencias de la Comunicación, Larisa Kejval, y de Trabajo Social, Soraya Giraldez, los directores de Sociología, Rodrigo Salgado, y Relaciones del Trabajo, Enzo Canade, y el coordinador técnico de Ciencia Política, Nicolás Zubiría. Entre las butacas de la primera fila, también se encontraba la secretaria académica de Sociología, Sandra Guimenez.
En ese contexto, de Charras les dijo a los flamantes licenciados y licenciadas que «cumplieron con todas las exigencias académicas y muchos otras que imponen las instituciones», y comentó que «en ese tubito de cartón se llevan un certificado que dice que saben pero hay un montón de cosas ahí, que no se ven, como termos de mate, café, amigos, pasillos, discusiones, sonrisas por algún examen o alguna que otra lágrima por alguno en que no les fue también».
Esa enumeración tenía por objeto ponderar que, más allá de los aspectos curriculares, la facultad ofrece «formación ciudadana». «Orgullo UBA es un eslogan pero hay algo de realidad ahí», subrayó.
Por eso se refirió a la relevancia que la educación y la universidad públicas tienen para la sociedad argentina. «La educación pública es un valor desde la ley de 1420, como también la educación superior desde la reforma de 1918 y el decreto de 1949, durante el gobierno de Juan Perón, sobre el desarancelamiento de la universidad», sostuvo.
Entonces, precisó que la universidad no es gratuita sino «no arancelada». «Tiene un costo que lo aporta el pueblo argentino», apuntó.
Luego, llamó a «permanecer muy alertas como profesionales frente a las políticas» en marcha, glosando la reforma laboral, el desfinanciamiento de las áreas de cultura y el sistema de medios públicos, entre otros aspectos. Finalmente, pidió a los graduados y graduadas que «no se vayan muy lejos porque los necesitamos para seguir defendiendo la universidad pública argentina».
Antes que el Vicedecano, brindó un discurso la docente Silvia Lago Martínez, profesora invitada a la ceremonia y titular de la materia Metodología de la Investigación en Ciencia Política I.
En su intervención, Lago Martínez dijo que el título «simboliza un inmenso esfuerzo, dedicación y trabajo personal pero también es un logro colectivo, con compañeros, amigos, trabajadores docentes y no docentes». «Y es interesante tener en cuenta otras visitas extracurriculares, como los que nos vienen a pedir apoyo a trabajadores despedidos, los jubilados que marchan cerquita, las ferias y actividades sociales, políticas y militantes que se realizan en esta Facultad, que es muy abierta», señaló, y aprovechó para citar al Che Guevara, cuando dijo «la universidad debe pintar de pueblo sus aulas y claustros».
Lago Martínez indicó además que no solo se apuesta a la «formación como profesionales sino también a formar el pensamiento crítico, la formación ciudadana, militante y política, en el más amplio sentido de la palabra». También propuso a los graduados y graduadas «no ser neutrales, seguir aprendiendo y estudiando, no olvidar por qué están aquí».
Por su parte, el graduado con mejor promedio de la Cohorte, Carlos Daniel Fontana, egresado del Profesorado de Enseñanza Media y Superior de Comunicación Social, reivindicó «la lucha». «La esperanza en la especie humana no es una utopía», dijo después de contar que era «primera generación de universitarios» en su familia.
Hijo de madre modista y padre maestro mayor de obra, pero también hijo de la educación pública, compartió que en 2001 se fue al norte de Neuquén a trabajar como educador rural. «Mi vida como universitario estuvo signada por el trabajo comunitario y cooperativo», repuso.
A lo largo de su discurso, alertó sobre el asedio de «las tecnologías dominantes en nuestras vidas», y aseguró que generan «desinterés, pereza espiritual y desapego» pero resaltó que, en su última materia, Tecnologías educativas, encontró un compromiso y optimismo que reconoció como «un amor profundo por la educación».
«Si no ayudamos a separar lo verdadero de lo falso y lo útil de lo relevante, no estaríamos cumpliendo nuestro rol de educadores», postuló, y recomendó «reafirmar el amor profundo».


