Presentación del informe sobre «Derechos en riesgo»
Por iniciativa de la Subsecretaría de Políticas de Género, a cargo de Carolina Spataro, la Facultad asumió nuevamente las riendas de la discusión en torno de los avances del feminismo y la respuesta organizada de los grupos antiderechos, cuyo despliegue e incidencia política comprometen incluso derechos y conquistas con estatuto de universales o contemplados en organismos internacionales. Con esa tónica, la subsecretaria dio inicio a la charla, presentando un panel compuesto por las profesoras Dora Barrancos y Maria Alicia Gutiérrez, la activista Alejandra Sardá y la maestranda en Licenciada en Ciencias de la Comunicación y Políticas Sociales, Victoria Pedrido.
En ese contexto, Spataro remarcó el despliegue de la Subsecretaría, el PACGES y el compromiso con la investigación que muchísimxs docentxs mantienen cotidianamente, para centrarse luego en el material que funcionaba como excusa para la discusión: la presentación del informe «Derechos en riesgo». Al respecto, consignó que es importante «preguntarse quiénes son los agentes, los actores y los argumentos que usan» para conculcarlos, y además sugirió la relevancia de indagar «qué vínculos hay entre el avance de los antiderechos y el feminismo».
A su turno, Pedrido ponderó «las fuegas» que la rodeaban, para risa del auditorio que presenciaba el debate en el aula 6 del ala SG de la sede Constitución. «Este informe está producido en el marco de un observatorio y no se refiere nada más que a los fundamentalistas religiosos sino que también pone la lupa en organizaciones que tienen un conservadurismo que no es novedad pero han sabido modificar su discurso y se presentan de manera inteligente», adelantó.
Sardá, por su parte, aseguró que «no hay derechos sexuales reproductivos en el neoliberalismo», para erradicar cualquier mirada candorosa. Y aseveró: «Trabajamos internacionalmente en organismos como la ONU porque definen sentido y, en esta coyuntura, no podemos regalar ningún espacio».
Cuando tomó la posta, Gutiérrez concedió que los sectores conservadores han trocado «formas, espacios y orden del discurso», y de alguna manera han ensayado, dijo, un «desplazamiento de Dios». Al igual que sus antecesoras, hizo el mismo diagnóstico sobre el contexto y reclamó inteligencia para jugar el juego entre los diversos planos, el local, el regional y el internacional: «ese juego permite avanzar, consolidar o perder derechos», puntualizó.
Finalmente, Barrancos se refirió a las «semanticidades» de la agenda fundamentalista. A su criterio, «los antiderechos han depurado el lenguaje hasta cierto punto», relativizando la consistencia de sus relatos. Avisora, de la misma manera que quienes la antecedieron en la charla, un corrimiento de la religiosidad en el discurso pero señaló que aparece una suerte de «naturaleza naturanda que puede más que Dios». Así, y después de sacar algunas carcajadas a quienes escuchaban por ilustrar sus afirmaciones con frases como «el Everest no sabe que se llama así», enfatizó que «los derechos humanos no tienen que ver con la ciencia sino con una moral y una ética».
