CIENCIA Y UNIVERSIDAD EN LA ARGENTINA ACTUAL

Juan Cruz Esquivel, docente de la Facultad e investigador del CONICET, analiza la situación y los desafíos de la ciencia y la universidad pública en la coyuntura presente. “La producción de conocimiento al servicio de los sectores subalternos y la construcción de una sociedad igualitaria, es un imperativo que traza un horizonte irrenunciable”, afirma.

 

 

¿CUÁL ES SU ANÁLISIS SOBRE LA SITUACIÓN ACTUAL DE LA CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA EN EL PAÍS? 

 

El cambio de gobierno nacional a fines de 2015 vino acompañado de una interrupción en lo que se consideraba una política de estado en el área de la Ciencia y la Tecnología argentina. La decisión política de crear un ministerio específico para fortalecer y jerarquizar al sistema científico y tecnológico nacional en 2007, el Programa Raíces que repatrió a más de 1000 científicos, la inversión en Centros y proyectos de Investigación, y el crecimiento en el número de investigadores/as y becarios/as, trazaron un camino que se suponía que la continuidad del ministro Lino Barañao  profundizaría.

Sin embargo, ya en el primer año de la gestión de Mauricio Macri, las políticas de ajuste marcaron la agenda del CONICET. Más de 500 becarios/as que concluyeron sus doctorados,  en cuya formación el Estado invirtió durante más de cinco años y que fueron recomendados por las Comisiones Evaluadoras para ingresar como investigadores, se vieron imposibilitados de continuar sus carreras por el ajuste presupuestario. La aplicación de criterios restrictivos en los requisitos para presentar proyectos de investigación funciona también como desestímulo para la conformación de equipos de investigación.

Enfrentamos el desafío de defender un sistema científico y tecnológico soberano, cuya producción de conocimiento contribuya al desarrollo nacional y a la inclusión social.

 

¿QUÉ LUGAR OCUPA LA UNIVERSIDAD PÚBLICA EN ESTA COYUNTURA Y QUÉ DESAFÍOS SE LE PLANTEAN?

 

Estos 20 meses del gobierno del presidente Macri se distinguen por su ofensiva contra la educación en general y la universidad no es ajena a ese proceso. Las campañas mediáticas de desprestigio a dirigentes sindicales, a educadores y a los temas que se investigan hablan de la direccionalidad del gobierno actual en la destrucción de todo lo que tenga que ver con lo público. Recordemos, por ejemplo, la frase «caer en la escuela pública», un fuerte indicador de la «valoración» del gobierno de los CEOs hacia lo público.

En este contexto, la adversidad de la coyuntura actual torna imprescindible la unidad de todos los sectores que defendemos una universidad pública, plural, con alto nivel académico y comprometida con las necesidades de las mayorías populares.

 

 

 

¿CÚAL ES, EN SU OPINIÓN, EL ROL DE LA SOCIOLOGÍA EN EL ESCENARIO ACTUAL Y QUÉ TAREAS SE DEBERÍAN PROFUNDIZAR?

 

Por su trayectoria como disciplina, por el legado de sus referentes, por sus herramientas analíticas, la Sociología tiene el deber de contribuir en la desnaturalización del «sentido común dominante» y desentrañar las lógicas inherentes a las estructuras de poder. Frente a un gobierno neoliberal que avanza sobre derechos sociales conquistados, un poder económico que profundiza las relaciones de desigualdad y medios de comunicación concentrados que invisibilizan esos sistemas de dominación, los sociólogos y sociólogas no podemos permanecer indiferentes.

La producción de conocimiento al servicio de los sectores subalternos y la construcción de una sociedad igualitaria (en el plano social, económico, étnico, de género, entre otros), es un imperativo que traza un horizonte irrenunciable. Es nuestra «necedad» como sociólogos/as.