Síntesis de la sesión extraordinaria de Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Sociales del 27 de abril de 2010
En una sala colmada por los distintos claustros de la Facultad, tuvo lugar la primera sesión extraordinaria del Consejo Directivo, convocada por el Decano Sergio Caletti, con el fin de informar sobre la conflictiva situación vinculada a la playa de estacionamiento contigua a Ciencias Sociales, e invitar a los Consejeros a manifestarse respecto de las gestiones cumplidas en la búsqueda de una solución al litigio surgido por la querella penal que el Rectorado de la UBA inició contra el Consejero Estudiantil Germán Feldman.
Durante la sesión, y luego del informe del Decano, tomaron la palabra Consejeros de todos los claustros y bloques, así como varios presentes, entre ellos los dos co-presidentes del Centro de Estudiantes, la profesora Inés Izaguirre, el profesor Santiago Gándara, el miembro de la comisión interna de los no-docentes Hernán Mosquera y el Director de la Carrera de Comunicación, Glenn Postolski.
En términos generales, todos los oradores consideraron positivamente la realización de la sesión informativa que transparentaba las gestiones cumplidas por el Decano, de manera separada, con el Rectorado y con el Consejero estudiantil Germán Feldman, así como ratificaron su respaldo a la legitimidad de la reivindicación estudiantil de contar con un comedor administrado por el Centro de Estudiantes y cuya instalación precaria en una porción de la playa de estacionamiento (perteneciente al Rectorado de la UBA) motivó la causa penal por usurpación, radicada en el Juzgado Federal Nº6, a cargo del Juez Rodolfo Canicoba Corral.
Con anterioridad, el Decano –en su informe—había señalado que “cuando se conoció la citación indagatoria al Consejero Feldman, decidí explorar las vías posibles de resolución del conflicto, ofreciéndome como interlocutor ante el Rectorado y ante el movimiento estudiantil, sin repetir la experiencia de una negociación tripartita que en 2009, y por las múltiples prevenciones recíprocas entre las partes, habían ya llevado a que las conversaciones se empantanaran”.
Asimismo, precisó que estas conversaciones separadas avanzaron hasta el momento de un modo auspicioso, aunque ahora se planteaba la paradoja de poder quedar invalidadas por la perentoriedad de los tiempos procesales. “Esta paradoja nos coloca en suerte de cornisa. En pocos días más, podemos estar tanto en un escenario donde los estudiantes logren su reivindicación y el Rectorado retire su querella, como ante uno donde el Juez dicte orden de desalojo y el conflicto escale varios peldaños más, con consecuencias perjudiciales para todos”, graficó.
La fórmula propuesta por el Decano Caletti supone acordar con el Rectorado una cesión precaria de la porción de playa de estacionamiento –la que usan los estudiantes- de la UBA a la Facultad, con lo que la UBA podría pedir el cierre de la causa por no ser ya más ella objeto de “usurpación”, y a la vez, acordar entre la Facultad y el Centro de Estudiantes un “convenio de uso” del mencionado predio que salvaguarde las responsabilidades legales de la Facultad.
Según el informe presentado, las autoridades de la UBA estarían dispuestas a avanzar en este sentido y se comprometerían incluso a construir en el predio citado un comedor adecuado. De parte del Centro de Estudiantes se hizo visible, durante la misma sesión extaordinaria, una postura receptiva ante la posibilidad abierta, aunque con algún matiz diferente. Jair Zolotow, co-presidente del CeCSo por La Mella enfatizó que debieran ser los estudiantes, los mismos que habían venido luchado por el comedor, quienes tomaran la decisión de cómo consolidar los frutos de su lucha. Lautaro Iglesias, co-presidente por Prisma, subrayó la falta de confianza en lo que pudiera venir del Rectorado, vistas las experiencias de confrontación acumuladas.
Varios oradores acompañaron esta postura de desconfianza, entre ellos el Profesor Lucas Rubinich, de la minoría de profesores, quien al mismo tiempo que celebró “la iniciativa política tomada por el Decano”, advirtió que era “la judicialización del conflicto, contra la cual, en su oportunidad, se declaró en contra todo el Consejo Directivo, lo que llevó a esta cornisa, por lo que la situación debe destrabarse ahora bajando la querella”. Algo semejante expresó la Profesora Izaguirre: “Celebro enormemente esta reunión. Que el movimiento estudiantil haga la historia y que el Rector retire la querella”. Los Consejeros Loreti y De Gori –ambos pertenecientes a la mayoría, el primero por profesores y el segundo por graduados – refrendaron el curso de las gestiones emprendidas por el Decano. El Profesor Gándara llamó a constituir una mesa de negociación, en la que exista una amplia participación de los distintos sectores de la Facultad y planteó como primer requisito el retiro por parte del Rectorado de la causa contra los estudiantes.
El Decano Caletti subrayó al cierre que no había una mesa de negociación, varias veces aludida, y que la metodología seguida para evitar el empantanamiento había sido la de sostener conversaciones bilaterales paralelas, buscando las condiciones para que los acuerdos separados pudieran coincidir. Se comprometió a continuar en estas gestiones todo lo que los tiempos procesales lo permitieran y manifestó su convicción de que este conflicto había eclipsado la discusión de fondo, nunca dada, sobre los criterios de uso del espacio y sus condiciones de habitabilidad, en una Facultad que no contaba “ni con un patio interno de dos por dos donde los estudiantes pudieran salir a fumar un cigarrillo o sentarse a leer un apunte”. Finalmente, pidió que “los actores nos hagamos cargo de las decisiones que asumamos y las tomemos de cara a todos los demás actores. Que las conversaciones, hasta ahora discretas, tomen estado público para comprometer en sus alternativas a todas las partes»
