Hugo Alconada Mon invitado en la Maestría en Periodismo

El viernes 29 de agosto, el periodista Hugo Alconada Mon participó como invitado especial en una clase abierta del Seminario de Periodismo Político, a cargo de Reynaldo Sietecase, de la Maestría en Periodismo.

Alconada Mon, conversó con estudiantes de este programa de Posgrado. Durante el encuentro, abordaron diferentes experiencias y casos de investigación presentados por éste reconocido periodista de investigación del diario La Nación.

Compartimos crónica de Santiago Nuñez, estudiante de la Maestría.

 

Crónica de una visita

Mon. Alconada Mon.

 

Por Santiago Nuñez*

Lo cortés no quita lo apurado. Llega unos minutos tarde: mientras estacionaba el auto tuvo que responder un mensaje importante a una de esas personas importantes con las que hablan los investigadores importantes. Falta tiempo, quizás, pero no elegancia. El pantalón de vestir, la corbata bien puesta, la camisa fina sin transpiración ni arrugas. Parece un superagente. Es Mon. Alconada Mon.

Dice, para que nos demos “una idea”, que tiene más de “veinte” pedidos de charlas o entrevistas. Y la verdad es que nosotros nos damos una idea. Hay cosas que son más importantes que otras, sugiere Alconada y afirma: “Rey es prioridad”. “Rey” es Reynaldo Sietecase, que es el mismo periodista de Radio Con Vos y tantos otros lugares, pero que ahora oficia de docente del Seminario de Periodismo Político de la Maestría UBA. A los estudiantes que estamos allí nos gusta discutir. También sabemos elegir los silencios. En el aula 210 del edificio de “Emeté” son las 18:30. Hoy es viernes. 

-Mi vida es aburrida.

Con la primera definición certera sobre su vida, Alconada comenta que los resultados necesitan de trabajo duro: el periodismo de investigación muchas veces implica estar más de una semana todos los días recorriendo guías telefónicas para indagar sobre un hombre de apellido común y corriente.

-¿Qué hiciste hoy en el trabajo? – le preguntó su esposa

-Busqué a Lucero.

Así, días enteros. Los grandes e impactantes trabajos periodísticos resultan de la suma de muchas cosas poco divertidas.

La investigación implica disciplina. Alconada se levanta a las 6:30 de la mañana todos los días. Hace ejercicio. Escribe para algunas de sus novelas entre las 9 y las 10 sin mirar el teléfono. Agarra el celular. Define lo importante. Tiene reuniones sin zoom: cara a cara es mejor. Va a la redacción. Distribuye saberes y conocimientos. Escribe. Investiga, escribe de nuevo. Y todo así.

Alconada recuerda el día en que su esposa de más de dos décadas le cerró una laptop porque no paraba de estudiar y poner por escrito los secretos de Hotesur y el lavado de dinero.

-No te acordás, ¿no?

El silencio a veces da las mejores respuestas, sobre todo cuando es acompañado con una buena cara de distraído.

-Es el cumpleaños de 40 de tu amigo. Ya dejé a los chicos. Afeitate, bañate y nos vamos.

La noche que tenía baile lo encontró a las tres de la mañana, no sin alcohol encima, mirando en el baño qué artículos publicaba sobre el tema Nicolás Wiñasky, del diario Clarín, su gran competidor en el seguimiento de la causa. Un tiempo antes había dejado a su equipo de fútbol con un jugador menos porque Jorge Lanata hablaba de los hoteles del sur y él estaba investigando eso desde hacía años, sin decir una palabra.“No hablés, gordo, no hablés”, le repitió al televisor, con algún epíteto.

Sólo escribió “lavado de dinero” en una nota firmada luego de que seis agentes nacionales e internacionales le confirmaron, por separado y luego de leer cientos de papeles, que se encontraba con un caso de esas características. Alconada admite que lleva adelante más o menos veinte investigaciones a la vez. Muchas ven los calendarios caer sin una sola letra publicada.

Una de las claves para saber cuándo un tema merece ser investigado es combinar las posibilidades de descubrir con el número de gente afectada por esos descubrimientos y la relevancia de los actores investigados. Alconada hace un gráfico de “X” e “Y” en el pizarrón para poder determinar las variables. Se lo enseño Jeff Leen, editor de la Unidad de Investigaciones del Washington Post.

Sus experiencias en el Consorcio Internacional de Periodismo de Investigación implican discusiones por los tiempos. ¿Cuándo se publica lo que se publica? Es complejo. No solo por las opiniones sobre las conveniencias que van desde las elecciones en Argentina hasta el día de la madre de Suecia. También hay periodistas en zonas peligrosas, cuyas vidas pueden terminar si algo es lanzado al viento a destiempo. Con cinco o seis mensajes encriptados avisan los escribas que están en “lugares seguros”.

Alconada valora los códigos. Ha esperado para acusar de corrupción a un empresario porque su padre estaba por morir. El susodicho le mandó un agradecimiento que, lógicamente, nadie podía creer en la redacción de La Nación. También tomó cerveza en una azotea de Fuerte Apache mirando el atardecer con un narco, que por supuesto él denunció desde sus páginas.

A veces va solo a los bares a entrevistar. Pero otras veces lleva a un compañero de incógnito y hasta tiene un auto estacionado a metros con el motor encendido para escaparse de ser necesario. Si el periodismo de investigación muestra lo que las altas esferas quieren ocultar, la seguridad es importante. La creme de la creme, la que le interesa Alconada, es el “poder estable”. El que no se vota.

Se fija la hora en muchas ocasiones. Quiere seguir respondiendo preguntas. En algún momento, con ayuda de Reynaldo, frena. Hay foto grupal. Alconoda no planea irse a descansar: todavía tiene un artículo que escribir a las 20 hs del viernes.

-Andá a trabajar – lo despide Sietecase.

El periodismo, para Alconada Mon, nunca termina.

*Alumno de la Cohorte 2025 de la Maestría en Periodismo, FSOC-UBA


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